
Templo de Lúxor
Lúxor, antiguamente conocida por los egipcios como Tebas y ubicada a lo largo del río Nilo, jugó un papel crucial como capital de Egipto durante el Imperio Nuevo. En su apogeo albergaba más de un millón de habitantes y era la capital del Nuevo Imperio. Lúxor se extendía desde el Éufrates hasta la Alta Nubia, pero hoy en día, es una pequeña ciudad de 60.000 habitantes situada en la orilla derecha del Nilo. El nombre de la ciudad proviene del árabe “el-Uqsor”, que significa “campamento” o “fortificación”, en referencia a dos campamentos militares romanos establecidos en la zona.
Esta rica historia ha dejado un legado arqueológico significativo en la ciudad. Al planificar tú viaje a Egipto es fundamental incluir una excursión a Lúxor, donde puedes admirar maravillas como el Templo de Lúxor, el Templo de Karnak y el icónico Valle de los Reyes. La ciudad no solo es un punto de entrada principal para los cruceros por el Nilo, sino también un tesoro de sitios históricos. Con todo esto y mucho más que puedes ver en nuestra guía gratuita de viajes a Egipto , damos paso a uno de los templos más fascinantes del Antiguo Egipto.
Templo de Lúxor
El Santuario de Lúxor, iniciado por Amenofis III y completado por Ramsés II, dedicado a Amón-Ra (la mujer de Amón, simbolizada por un buitre) y Khonsu, y que se destaca como un lugar primordial para el culto del ka. Lúxor, conocida en la antigüedad como Tebas y centro del Imperio Egipcio, ganó relevancia política y geográfica durante la Décima Dinastía convirtiéndose finalmente en la capital de los faraones del Nuevo Imperio. En este lugar se rendía culto a Amón en una tríada con Mut y Khonsu a través de ceremonias fastuosas. Con cada victoria o logro, se construía templos majestuosos en honor a este dios. La antigua capital egipcia estaba dividida por un canal, al sur del cual emergió Lúxor, mientras que al norte se expandió la localidad de Karnak.
El Templo de Lúxor, un prominente santuario del ka, tiene una longitud de 260 metros. Está conectado con el famoso Templo de Karnak por una extensa avenida decorada con esfinges, originalmente con cabezas de carnero y más tarde reemplazadas por cabezas humanas durante la Trigésima Dinastía.
La entrada del templo está marcada por un imponente pilón erigido por Ramsés II, que mide 65 metros de ancho. Este pilón está adornado con bajorrelieves que narran la campaña militar de Ramsés II contra los hititas incluyendo el célebre “Poema de Pentaur” que glorifica las proezas militares del faraón.
Enfrente del pilón, originalmente se encontraban dos obeliscos de Ramsés II, erigidos para disipar energías negativas y atraer influencias celestiales hacia el templo. De estos, solo queda uno, de 25 metros de altura, ya que el otro fue trasladado a Francia en 1833, ubicándose en la famosa Plaza de la Concordia.

Alrededor de la entrada, dos de los seis colosos originales, de granito rosado y con una altura de 15,50 metros sobre un pedestal de 1 metro, representan al faraón sentado en su trono, custodiando el acceso al templo del ka. Tras esta entrada triunfal, se encuentra la corte de Ramsés II, adornada con columnas de capiteles papiriformes y estatuas de Osiris entre ellas. Aquí también se erige el pequeño templo de Tutmosis III, con tres capillas dedicadas a la tríada de Amón, Mut y Khonsu.
Una impresionante columnata de 25 metros conduce a la corte de Amenofis III la cual está rodeada en tres lados por columnas papiriformes. El exterior del templo también presenta características notables, con sus muros adornados con capillas laterales que muestran escenas de ceremonias religiosas y batallas contra la coalición siriaco-hitita.
Una mezquita sobre unas ruinas del Templo de Lúxor
Después de atravesar el pilono a la izquierda se encuentra la parte posterior de la mezquita de Abu el Haggag erigida en el siglo XIII sobre los restos del Templo de Lúxor. A pesar de no estar relacionada con el Egipto antiguo, la elevación de la mezquita sobre el nivel del suelo ilustra claramente el grado en que el templo estuvo sepultado. De hecho, la existencia de la mezquita ha obstaculizado la excavación total del Templo de Lúxor.
Un paseo de columnas para el faraón
Frente a la mezquita, en el lado derecho, se levanta una serie de columnas que forman parte del patio de Ramsés II. Este espacio cuenta con 74 columnas con forma de papiros organizadas en dos filas. Entre estas columnas se encuentran estatuas colosales de Ramses II (muchas de ellas decapitadas). Este patio era el único sector al que el público general podía acceder durante las ceremonias religiosas. Lo más destacado de este patio son dos estatuas sedentes de Ramsés II, similares a las de la entrada del pilono, pero de menor tamaño y tallado en granito negro, lo que les da un color más oscuro. Al lado de la pierna de una de las estatuas se encuentra una representación en estatua de Nefartiri, su esposa favorita, cuyo tamaño reducido hace que a menudo pase inadvertida.
El área que se extiende desde el pilono de entrada hasta este punto representa una expansión del templo realizada por Ramsés II. Los faraones que le sucedieron se limitaron principalmente a añadir sus cartuchos (sus nombres inscritos dentro de un óvalo) o a esculpir algunos relieves en los espacios disponibles.

Por qué visitar el Templo de Lúxor
El Templo de Lúxor es de visita obligada por su rica historia y su impresionante arquitectura. Este monumento es un testimonio de la habilidad y la estética de los antiguos egipcios. Al visitarlo, uno puede maravillarse ante sus gigantescas columnas y estatuas, así como los detallados relieves que adornan sus paredes narrando historias de dioses faraones y rituales sagrados.
Además, el Templo de Lúxor es único por su conexión con el Templo de Karnak a través de la Avenida de las Esfinges, una procesión ceremonial que une ambos sitios, así que no dudes en añadir una excursión al Templo de Karnak al otro lado del río Nilo que es donde se encuentra. Esta característica subraya la importancia religiosa y cultural de Lúxor en la antigüedad. Al caminar por estos caminos históricos los turistas pueden sentirse trasportados en el tiempo experimentando un vínculo con el pasado.

La visita a este templo también ofrece unas oportunidades para entender mejor el Antiguo Egipto su religión y su sociedad. Cada piedra y cada estructura aquí tienen una historia que contar ofreciendo una ventana a un mundo que, aunque desaparecido, sigue fascinando e inspirando a las generaciones. Por todas estas razones, el Templo de Lúxor no es solo un destino turístico, sino un viaje enriquecedor a través de la historia y la cultura de una de las civilizaciones más extraordinarias de la humanidad. Así que, ¡no dudes en visitar el Templo de Lúxor de la mano de Nautalia viajes!